PRENSA - HARINA
Crítica Teatral
POÉTICAMENTE NECESARIA
4/12/05

“Harina” es una obra unipersonal de Carolina Tejeda y Román Podolsky.
Trata sobre una panadera –Rosalía- que cuenta la vida de su pueblo, como la última habitante, de un pueblo que ha sufrido la debacle luego del cierre de los ramales ferroviarios.


En esta obra todo es etéreo, todo es el fantasma de algo que ha sido.
La contundencia actoral de Carolina Tejeda es tal que también ella flota en esa levedad de los sueños, a punto tal que fluye como harina entre los dedos.


Toda la obra es una imagen de gran belleza pero hay escenas notables como en la que Rosalía arma sobre el suelo, con montoncitos de harina, todo la vía ferroviaria, marcando estación por estación, pueblo por pueblo, que ya no existen. O cuando cuenta la historia del perro Olgo, preparándose un tesito de yuyos o cuando sale a ver si amanece, cosa que, metafóricamente, nunca sucedera. A menos que...


El espacio en que se desarrolla “Harina” es la casa de Rosalía que está construida en papel –blanco, leve, como papel de arroz- un lugar como dibujado en sueños. Una realización impactante de Alejandra Polito.

Las luces las diseño Eli Sirlin y es de una gran belleza. Toda la obra está ambientada en ese alba que no termina de despuntar, y para ambientar ello, utilizó contras enfriadores y azules, apeló muy poco al color definido como para acentuar ese estado de incertidumbre.


“Harina” transcurre en un estado en el que no se sabe bien si se está soñando o si se despertará a la realidad. Todo en escena lleva a esa sensación: el perfume a eucaliptus, las chicharras, el viento, la luz.
“Harina es una ternura. Es conmovedora. Es original. Es divertida. Es necesaria.