PRENSA - Teatro del Abasto
Diario La Nación
Realidad e ilusiones de las salas alternativas
por Alejandro Cruz

Entre la pasión y la subsistencia

Norma Montenegro, Daniel Genoud y Paula Travnik, representantes de tres salas porteñas. Foto: Fernanda Corbani



Norma Montenegro, Daniel Genoud y Paula Travnik son responsables del Teatro del Abasto, ElKafka y El Camarín de las Musas, respectivamente. Tres salas que -junto a El Portón de Sánchez, El Excéntrico de la 18 o Espacio Callejón, entre otros espacios- son piezas fundamentales en el funcionamiento y el armado de la escena alternativa.



No hay dinero o fama en lo que hacen. Es más, uno podría decir que ser dueño de una sala independiente es una tarea silenciosa y casi ingrata para el modelo de reconocimiento social imperante. Sin embargo, allí están las salas. "Me gusta que sucedan las cosas, que vengan los artistas, el público. No tengo muchas más razones para tener una sala", apunta Daniel, el cofundador de El Camarín, un multiespacio con restaurante incluido.



Para Norma Montenegro,Del Abasto, la cosa se explica de manera bastante sencilla: "¿Viste que hay gente que paga mil dólares para hacerse socia de un club de golf? Bueno, yo esa plata la gasto para tener un teatro. Porque los números no cierran..."



Es cierto. Por más que existan los subsidios o se programen espectáculos que van bien de público, los números contables son un tanto ingratos. Para colmo, si viene un granizo como el del año pasado los pocos ahorros hay que ponerlos en la reparación del bendito techo.



"Aunque tengamos algunas diferencias con Proteatro o el Instituto Nacional del Teatro [los dos organismos que directa o indirectamente entregan subsidios a las salas], ellos son los que permiten que nuestras vocaciones se realicen y que detrás de nosotros venga todo lo que sucede. Si esas instituciones no existieran, no tendríamos posibilidades", reconoce Daniel.



-Claro, porque todos ustedes cuentan con subsidios.



Montenegro: -El Abasto, no.



-¿Por qué no?



Montenegro: - Primero, porque fui subdirectora de Proteatro y eso me impedía recibir un subsidio. Por otro lado, tuve una conocida pelea con Rubens Correa, cuando era director del Instituto Nacional del Teatro, porque en ese momento se recategorizaron las salas en función de cosas tan absurdas como si tenías alfombra roja o no. En ese momento devolví el subsidio y nunca más volví a pedirlo. Pero para los números del Abasto ese dinero sería un ayuda, pero no tanto...



Genoud: -En nuestro caso, los números son tan justos que cualquier ayuda es bienvenida. Ahora se presenta otro problema: con el tema de las subas de los alquileres muchas salas tienen que cerrarse.



-ES LO QUE ESTÁ PASANDO CON EL CELCIT.



Genoud: -Claro. A partir de agosto el Celcit se queda sin lugar y entre toda la comunidad deberíamos buscarle un sitio para que funcionara.



Montenegro: -Es lo mismo que ya afectó a Pata de Ganso y el Actor s Studio, que tuvieron que mudarse.



Genoud: -Ahora que con la aprobación de la ley de salas independientes dejamos la clandestinidad, aparece otro problema: el de la fuerza del mercado.



-Con la aprobación de esa ley que regula el funcionamiento de las salas, la comunidad teatral volvió a demostrar su capacidad para reunirse y presionar al poder político, algo que no pudieron hacer los dueños de espacios dedicados a la música.



Montenegro: -Es cierto. Pero no hay que olvidarse de que en los dos últimos gobiernos porteños los teatreros fuimos bandera de campaña. Entonces, lo único que pedimos es que cumplan con esas banderas que levantaron.



Genoud: - Cuando después de Cromagnon se armó el lío con las salas, el poder político desconoció estos espacios. Sin embargo, había quedado un librito de teatros independientes publicado por Festival Internacional y con todos los sellos oficiales, en el cual aparecíamos todas las salas. Por eso mismo, cuando en alguna de las reuniones alguien mostraba ese librito, los funcionarios palidecían.



PAGAR LA LUZ Y PROGRAMAR



Más allá del día a día de cualquiera de estos personajes, tanto Daniel Genoud como Paula Travnik y Norma Montenegro tienen buen parte del tiempo y de sus energías en cuestiones ligadas exclusivamente a lo artístico. En ese sentido, Travnik, una de las siete personas que forman parte de la cooperativa de ElKafka, destaca una marca propia de la sala ubicada en Lambaré al 800: "Estamos tratando de dejar de recibir espectáculos y generar proyectos propios, como fue Córdoba en Buenos Aires o el Proyecto 05.



-¿Cómo te imaginás que la gente referencia a ElKafka?



Travnik: -Creo que se lo vincula a actores que en estos momentos no estaban trabajando en el teatro independiente, como Juana Hidalgo, Leonor Manso, Ingrid Pelicori u Horacio Peña, y a autores internacionales.



-En el caso del Teatro del Abasto, ¿cómo es el proceso de selección de una obra?



Montenegro: -Es subjetivo. Básicamente me tiene que gustar. Me va apostar por autores jóvenes, por el teatro de actor y por grupos que trabajan desde la improvisación. Fue el caso de Ars higiénica , de Ciro Zorzoli, o Afuera, de Gustavo Tarrío. Pero no hay una fórmula mágica, tiene que ver con mi gusto personal. Lo que me sorprende es la variedad de edades en el público que tenemos. Eso está bueno, creo que la gente comienza a confiar en el espacio, en la propuesta.



-POR OTRAS CHARLAS, TU CASO ES BASTANTE SIMILAR.



Genoud: -Sí, es muy parecido a lo que cuenta Norma. En El Camarín, Vemos carpetas, ensayos, leemos las obras. Pero en todos los casos es una apuesta.



Y cuando las fichas ya están decididas, el circuito alternativo despliega sus alas con una batería de propuestas que un viernes y un sábado pueden saturar a cualquier alma deseosa de acercarse a una de estas salas que copan el parámetro Abasto-Almagro. Es que la manía de hacer una función semanal produce una llamativa sobresaturación. "Esa manía se instaló desde los grupos y es terrible. Como mínimo, un espectáculo necesita dos funciones semanales para asentarse", apunta Norma Montenegro, del Teatro del Abasto.



Genoud: -Creo que eso sucede por el miedo a no tener público. Tienen temor a no traer las 60 o 70 personas que hacen falta. A mí, personalmente, una función por semana me parece una desgracia. Y para la sala, yo tengo 10 obras un fin de semana, es un problema de armado, desarmado, para guardar escenografía...



-¿Que Decadencia y Espía de una mujer que se mata estén haciendo tres funciones semanales se debe leer como un intento de revertir esa tendencia?



Travnik: -Sí. Para nosotros, 2005 fue caótico y el año pasado ya comenzamos a hacer más de una función por semana.



Montenegro: -Pero en el caso de ustedes, una Leonor Manso o una Ingrid Pelicori pueden hacer tres funciones. El tema son los grupos que deben jugarse.



Genoud: -También es cierto que si uno quiere hacer tres funciones no puede porque los actores están en varios trabajos a la vez.



-ASÍ SE ARMA UNA TRAMA COMPLEJA DE DESARMAR.



Genoud: -Claro, te dicen que pueden hacer función un lunes...



Travnik: -A las 3 de la mañana...



Genoud: -Es que uno está en el San Martín, el otro actor está rodando una película y al otro le salió una publicidad de champú. Es todo de una precariedad... está todo colgado de hilos. Yo espero que esto se revierta porque así es muy difícil y muy injusto. Habría que reflexionar un poco sobre esto porque, de otro modo, parece que todo lo que hacemos en estos teatros es de segunda mano y no es así.



TRES, COMO MUESTRA



  • ElKafka:

    Ubicada en Lambaré 866 (4862-5439), la sala, que cuenta con dos espacios, pertenece a una cooperativa de la cual forman parte los directores Luciano Cáceres y Rubén Szuchmacher. Actualmente, tiene en función Decadencia, con Ingrid Pelicori y Horacio Peña. A mediados de febrero estrenarán Sex , con dirección de Cáceres. Es una de las pocas salas independientes que producen algunos de los proyectos que presentan.

  • El Camarín de las Musas:

    En Mario Bravo 960 (4862-0655) se levanta este multiespacio, que cuenta con cuatro salas y que llega a ofrecer diez obras durante un fin de semana. Actualmente, se presenta Espía a una mujer que se mata , el trabajo de Daniel Veronese. En poco, volverán los montajes de Beatriz Catani y Mariano Pensotti, Alejandro Tantanian y Vivi Tellas, entre otros teatristas.

  • Teatro del Abasto:

    En Humahuaca 3549 (4865-0014) se encuentra este espacio que cuenta con una única sala en la cual presentaron montajes directores de la talla de José María Muscari, Ciro Zorzoli, Gustavo Tarrío, entre otros. Actualmente, se están ofreciendo los espectáculos El aliento , trabajo de Bernardo Cappa, y Réquiem nupcial , de Marta Paccamici.
  • http://www.lanacion.com.ar/879755-realidad-e-ilusiones-de-las-salas-alternativas