PRENSA - ABSENTHA
Revista Siamesa
Absentha
por Jimena Repetto

En un taller de poesía se reúnen cuatro hombres. Tres aceptan las consignas. Uno las dicta. La dinámica entre el profesor y sus alumnos va virando hacia la del líder y su séquito. La enseñanza, si la hay, pasa por el desprecio hacia todo personaje que produzca por fuera del taller. En el pequeño reinado, sólo un pequeño rey porta una insignificante corona que sostiene en una actitud altanera, un puñado de aduladores y la descalificación.


Absentha es el nombre que deciden ponerle a la pseudo asociación de poetas que conforman. Bajo sus insignias se encargan de atacar a cuando “grupo enemigo” encuentren…entendiendo como enemigo a quien sea que no participe de su propio grupo.

La Absenta, o el ajenjo, o “hada verde”, es la bebida que este grupo usa para “inspirarse” emulando a los artistas y escritores que, especialmente en Francia en el siglo XIX, se dedicaron a hablar de sus virtudes etílicas.


De la obra, presentada por el grupo La Fronda, se destaca el trabajo fino de construcción de personajes que logran Germán Rodríguez, Rodolfo Demarco y Fernando Migueles. En cada uno de ellos, reside la posibilidad de identificación con el espectador. Demuestran así que desde el más “in”, hasta el más “out”, pasando por el hombre mediocre, emblema del “tipo promedio”, todos estamos propensos a caer en las redes en las que el arte deja de ser un mecanismo de producción para convertirse en un estado de crítica permanente hacia el hacer del otro.


De este modo, el texto de Alejandro Acobino se integra en el grupo de obras que son certeras y agudas a la hora de plantear un estado de la cuestión no sólo de los talleres de poesía, sino más bien de las formas de entender la acción, la producción y la institucionalización de “lo artístico”. En este sentido, el trabajo de dirección de Ana Sánchez permite que, sin mayores sobresaltos que alterarían la reflexión sobre los hechos, se desarrolle la acción de forma dinámica en un espacio reducido como es el aula de una escuela.


Sin versear, Absentha hace reír del mismo modo que deja pensando. Es ideal para volver a mirar nuestras prácticas y los modos de posicionarnos. Y, también, para agradecer, desde la ejecución de la obra, que para decir ciertas cosas las acciones sean simples y contundentes, con convicciones y esfuerzo. De este modo se critica con inteligencia ciertas prácticas, se las evalúa y se las cambia.