PRENSA - ÁRBOLES
Dijo la Crítica
por Carlos Herrera
Junio 2006

Huérfano es una palabra que al pronunciarla estremece y da una sensación de vacío... de que no habido nada antes y será muy difícil hacer que haya algo después. ¿Después de qué? Todos, absolutamente todos, nos vamos quedando sin referentes a medida que pasa el tiempo, pero mientras más demora la vida en darnos ese golpe, ella misma nos entrega la oportunidad de ir, anticipadamente, asumiéndolo aunque quizás no se lo supere jamás. Cuando la orfandad llega antes de la conciencia referencial, el ser humano deberá recorrer un camino que siempre le parecerá compuesto de algo así como arenas movedizas. No sólo se es huérfano por la ausencia física paternal sino también por los silencios, las mentiras y hasta las intolerancias.


Las autoras nos muestran con lujo de detalles los factores que componen esa circunstancia y despliegan meticulosamente para que las vea el espectador las consecuencias de la misma. Casi no se escuchan palabras, tal vez hablar en tal situación esté de más por que el no poder encontrar las propias raíces debido a que “alguien” caprichosamente las cortó no tiene explicación ¿qué podría decirse? La búsqueda de la protagonista de “algo” que cambie su estado de desconcierto tales como un despojamiento de ropa o acurrucarse sobre una camilla donde quizás, sólo quizás, nació, no parece servirle de mucho y sus pedidos de auxilio son nada más que gemidos. Su pasado en blanco la persigue con un acorde de viola que escuchó alguna vez pero que nunca llenó su existencia. No puede ni quiere luchar ¿por qué se la obligaría a que lo haga?


Esta obra teatral está impregnada de poesía a pesar de que todo transcurra en un ámbito parecido a un quirófano. María Morales My demuestra un entrenamiento físico que le hace expresar con su cuerpo los diferentes estados de ánimo por los que pasa la protagonista y en los que prevalece la desesperación. En ningún momento pierde la concentración que su personaje le exige y el acierto de la dirección ha sido no buscar un despliegue de desplazamientos sino que circunscribió las acciones a dos lugares específicamente marcados en la escena, uno con blancos y negros, simbolizando tal vez los altos y bajos en el alma de la huérfana y otro completamente negro por donde generalmente deambula el personaje del padre, ausente “aunque esté ahí”.


Daniel Quintás , también autor de la música inductiva de esta obra, compone con corrección al referente paterno vestido por Rosana Bárcena de un modo singular para remarcar su casi etérea participación en la vida de la protagonista.

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