PRENSA - ELLA PARA MI
Diario Tiempo Argentino
Una historia sobre el poder de la herencia
por Malva Marani
20 de Mayo de 2015

Ana Sánchez, directora de teatro
Desentraña los nudos de la obra que dirige y que está inspirada en la vida y "fortaleza" de sus abuelas. La trama familiar para movilizar estructuras y dar explicaciones al presente.
Ana Sánchez habla de sus abuelas (las dos de Córdoba: una de la ciudad; la otra, de las Sierras) y se emociona. Por eso explica que fue muy movilizador hacer Ella para mí, la obra que dirige y que, junto a las actrices Florencia Sacchi y Ana Laura Estrin, escribieron para homenajear a sus abuelas cada noche de miércoles en el Teatro del Abasto. Fue necesario volver sobre esa emoción y recolectar anécdotas, objetos y fotos, para hablar de un vínculo que trasciende las palabras y deja su huella en cada uno de nuestros sentidos. Además de un merecido regalo para las suyas, la obra –como explica Ana– lo es también para todas las que, desde sus lugares, forjaron grandes historias. "Hay algo que nos llegó de nuestras abuelas como personas muy fuertes. Quizás esa fortaleza no radicó en que fueran mujeres notables para la humanidad pero sí en sus vidas. El empuje frente a todo, como decimos en la obra, es la herencia que llegó a nosotras", reflexiona.

–¿Quiénes fueron tus abuelas?
–Sencillamente, fueron mis abuelas. También en relación a eso nos fuimos dando cuenta de cosas en la obra... Por ejemplo, de que la vida de ellas estuvo cerca de la de otras mujeres del siglo XX que tuvieron otra notoriedad, como por ejemplo Lola Mora o Alfonsina Storni. Si bien fuimos ampliando nuestro panorama porque había cosas de las mujeres de esos tiempos, en general, que nos atraían, el hecho de que nuestras abuelas no fueran esas mujeres notables no nos importaba, porque también ellas, dentro de sus vidas, tuvieron sus triunfos, esos que les permitieron atravesar el siglo XX como mujeres y que nos legaron a nosotras.
–A veces, los nietos no aprovechamos del todo a nuestros abuelos para indagar en sus historias. En ese sentido, el proceso de la obra debe haber sido muy movilizador, ¿no?
–Sí, absolutamente. Quizás uno conoce el dato pero no se pone realmente a pensar. Por ejemplo, uno sabe que hubo barcos, viajes de un continente a otro, separaciones de vínculos fuertes para siempre… Uno lo sabe pero a veces no se pone a pensar que los abuelos vivieron eso y lo sobrevivieron. Todo eso es muy movilizador. En el caso de Ana, una de las actrices, ella tiene cuadernitos escritos por su abuela en los que ha dejado registros de todo lo que pudo sobre su vida y sus antepasados y ese material fue divino para leer y meternos en ese mundo.
–¿Por qué tus abuelas fueron importantes para vos?
–Pienso en algo vinculado a la dedicación y en el ser particular para una persona. Yo, para mi abuela, era especial y es cierto que para mis padres también, pero con ella había algo que era diferente… Se trata de una energía diferente, porque es un momento en el que la persona no está con otras cosas y tiene mucho para dar. En mi caso fue muy importante en relación a la vida fuera de la ciudad: yo pasaba mis veranos en las sierras de Córdoba con mi abuela y estoy segura de que mi infancia no hubiera sido la misma si no hubiera tenido esos momentos con ella fuera de la ciudad.
–¿Creés en la herencia y en eso de que somos aquello de donde venimos?
–Creo que es absolutamente así. La herencia nos marca un montón de cosas, de las que nos enorgullecemos y de las que no, esas que está bueno ver y, si se puede, elegir no continuarlas. Para mí, en ese sentido, también fue un trabajo lograr darme cuenta de que muchas de las cosas que me pasan hoy tienen que ver con la historia de mi familia. Creo que es una herencia que se puede hacer material en objetos pero que tiene muchísimas cosas detrás.
–La lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo eternizó un significado distinto y fuerte sobre la figura de estas mujeres. Después de tanta búsqueda desesperada, ¿qué pensás de los encuentros tardíos pero posibles de los nietos con sus abuelas?
–Cada uno de esos encuentros me genera un montón de cosas… A mí me llama mucho la atención de esas historias cómo cada nieto sabía que no estaba en el lugar en que tenía que estar porque algo en su interior resonaba. Eso me habla de la herencia y me reafirma que existe. No sé cómo expresarlo, pero pienso que la humanidad está salvada si eso es así, porque hay cosas que no es posible borrar. Si no fue posible borrar en esas historias, que son del máximo horror que podemos escuchar, hay algo contra lo que nadie puede... Y estamos salvados.

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