Sin ser un relato costumbrista, Vago relata las relaciones que se dan en este mundo tan lejano pero al mismo tiempo tan cercano, ya que de alguna manera, el espectador ve, ignora, rechaza, niega y piensa sobre esta problemática que atraviesa día a día a quienes viven en Buenos Aires.

Cinco personajes (la Negra, el Nene, Tute, Mili y Camacho) son los encargados de mostrar este mundo, que gira principalmente en la relación fraterna de la Negra y el Nene, quien sufrió un ACV por consumo de drogas y ella será la encargada de cuidarlo. La lucha por la supervivencia llevará a relacionarse con el puntero de turno (Camacho), donde las disputas por conservar el poder y las traiciones se tejen en este complejo entramado de relaciones llevadas al límite. 

Entre los actores, Romina Oslé (la Negra) y Julieta Timossi (Mili) sobresalen en sus roles, donde construyen personajes sólidos y creíbles. Fernando García Valle, sostiene el personaje del Nene, que durante su monólogo en el que relata cómo pide en un transporte público, despierta profundos sentimientos en la platea y logra que más de un espectador no pueda pasar por alto su pedido y acceda a darle unas monedas.

El escenario del Teatro del Abasto, una sala muy versátil para diferentes propuestas, transporta de lleno a una casa del Conurbano, y muestra la precariedad de sus instalaciones. Según la ficha de la obra, el espacio temporal se ubica a fines de la década del '90, aspecto que pasa desapercibido y que quizás hubiera sido interesante profundizar para darle un marco político más claro.

Con un registro absolutamente realista, Vago se propone pintar estas situaciones, sin buscar soluciones, para que el espectador reflexione, según palabras de su director. Algo que logra con creces. «