PRENSA - VAGO
Diario La Nación
Cuando no hay respuestas
por Carlos Pacheco

Yoska Lázaro indaga en una tragedia del conurbano bonaerense

La marginación en el conurbano bonaerense es el tema central de esta nueva producción de un artista extranjero que se siente argentino.


Llegó hace diez años a la Argentina, integrando la producción del espectáculo Confesiones del pene . Nacido en Alicante, España, Yoska Lázaro descubrió el teatro en la escuela secundaria y quedó fascinado. La historia de su desarrollo profesional tiene sus vaivenes. A los 20 años debía definir entre seguir el mandato paternal (ser empleado de los ferrocarriles españoles) o su vocación artística. No lo dudó, se fue a Madrid, estudió teatro dos años y luego vino a Buenos Aires.


El autor, actor y director dice con una sonrisa que hoy siente que no tiene pasado. Y en verdad algo de eso hay. Si uno lee su currículum sólo encuentra datos que lo ligan a este país. Se formó con Raúl Serrano, con Ricardo Bartis, hizo la carrera en dirección en la EMAD y salió de allí con el mejor promedio y la beca Pablo Podestá. Eso le posibilitará este año ser asistente de dirección de Guillermo Arengo en el espectáculo Triste golondrina macho , de Manuel Puig, que estrenará el Complejo Teatral de Buenos Aires.


En 2007, Lázaro se reunió con un grupo de creadores locales y crearon el grupo Teatro Tres Velas. Ellos trabajan "temáticas sociales e históricas de nuestro país, como la dictadura militar, la identidad, la marginación, la pobreza y la lucha por sobrellevar la realidad". "Hago obras de cosas que no entiendo, no puedo entender" explica el teatrista cuando se le consulta acerca de por qué un español se preocupa por bucear en la historia política y social de la Argentina. Uno de los espectáculos más destacados de su carrera fue Los errores de Noé , donde trabajaba a partir de la última dictadura militar. Hoy estrenará Vago , donde ubica la acción en la década del 90, en el conurbano bonaerense, y pinta a personajes muy marginales.


"Me cuesta entender la guerra entre hermanos -explica-. Me cuesta entender que dentro de una misma sociedad nos matemos porque tú piensas distinto. Eso es increíble. El conurbano está incomunicado. Uno de los personajes de Vago lo dice: «El problema es que estamos lejos». Ellos tienen la sensación de que, según te acerques o no al Obelisco, existís. Yo viví dos años en San Antonio de Padua, en un barrio en el que no había asfalto ni alcantarillas, ¿cómo puede ser? La gente me dice, «es Tercer Mundo», cosa que me molesta bastante. Me preocupa cuando no nos ocupamos de lo nuestro, lo argentino. Cómo puede ser que la mirada siempre esté afuera."


La trama de Vago gira en torno a la historia de hermanos. Él ha tenido un ACV por consumo de drogas y ella debe cuidarlo. Pero sus padecimientos por conseguir trabajo y hacer que su cotidianeidad se desarrolle por carriles normales resulta muy difícil. "Es un tema complejo que a nosotros nos genera mucha discusión interna - comenta Lázaro-. Mi teatralidad no tiene soluciones. Yo hago preguntas, pinto situaciones y luego el público, en su oscuridad piensa, reflexiona. Le gusta o no, pero les hago presente una par de situaciones sobre las que me parece que está bueno poner los ojos encima y no girar la cabeza. Pero respuestas no tenemos."

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