PRENSA - BABY CALL
Diario La Nación
El vínculo amo-esclavo, hoy en día
por Jazmín Carbonell

Baby call es una de las siete obras que la Bienal Arte Joven Buenos Aires 2013 lanzó como propuestas novedosas a la cartelera teatral porteña y que, con sus compañeras de terna, se muestra en estos meses. Es una puesta sofisticada y que llama la atención por varios costados.



Al entrar al Teatro del Abasto ya percibimos un gran trabajo escenográfico. Inmenso. Descomunal. Pocas veces visto en el llamado teatro off, under o independiente, aunque esas categorías se resignifiquen todo el tiempo. Cientos de cajas de madera de verdura forman una habitación, la cama hecha de esos mismos canastos que se convierten en paredes, puertas, estantes, todo perfectamente armado. La habitación desprolija, atestada de cosas, pertenece a María, una empleada -símbolo de la esclavitud en los tiempos que corren- de Teresa. Ellas conviven en esa casa que intuimos grande, aunque sólo nos dejen conocer el cuarto de María, lugar relegado y abandonado, hojarasca de la mansión que Teresa parece descubrir recién ahora. La relación entre ambas es rara, mezcla de extrema confianza por vivir solas y una distancia "necesaria" en la relación amo-esclavo. Reforzando este tipo de vínculo, se hablan todo el día a través de un baby call. Teresa desde la cama, insomne, le pide un té a altas horas de la noche. María acata, silenciosa; Teresa se desdice, María sigue acatando. Pero esta noche, aunque empiece igual que otras, es distinta. La trama, entonces, aunque se enrede es más bien sencilla: dos hombres entran violentamente a la casa para efectuar un robo y encierran a las dos mujeres en este cuarto. Este conflicto le servirá de excusa a la dramaturga y directora para centrarse y profundizar en este vínculo por demás complejo.



Para generar dos espacios dramáticos, la obra pivotea entre el dormitorio de María y un fuera de campo creado de forma muy original donde los personajes hablan como en una voz en off y esperan sentados, en penumbras, que les toque su momento de actuar. El diseño de luces es otro hallazgo de la obra que, junto con el diseño escenográfico, le imprime una originalidad asombrosa a la pieza. En cuanto al eje dramático es más bien un interrogante. ¿Es una denuncia político social? ¿Es un intento sociológico para analizar este tipo de relación amo-criada? Tal vez sea a causa de esta duda que cae en un sinsentido narrativo que a duras penas alcanza, con el humor que se suma en algunos momentos, a sacar alguna que otra risa de lo que, con seguridad, en otro contexto provocaría espanto. Por lo demás, su puesta es tan efectiva que logra subyugar a los espectadores y hacer pasar un buen rato.

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